
Hace algunos años, salí a contemplar el desfile de capirotes, mezcla de pasión y folclore, que invade las calles, era la procesión del 'Santo Entierro'. Mi sorpresa fue sobrecogedora cuando descubrí esta silueta, con su túnica negra empujaba un cochecito de bebe, gran contraste, la vida y la muerte. No pude por menos que pensar en esa criatura que, confío que ajena a todo, hacía también el recorrido de la pasión de su madre, y me preguntaba ¿la reconocerá? ¿no quedará impactada por esa lúgubre noche? Luego me tranquilice pensando que así es como se mantienen las tradiciones y se transmiten los sentires populares, desde la cuna.
Además, probablemente estaría allí por una penitencia o promesa de su madre... pero lo cierto es que esa visión que pasó como un espíritu, pues hasta en la foto se resistió a quedar reflejada con nitidez, a mi si que me dejó impresionada en esa noche que dicen Santa.
Después de lo dicho, quiero hacer constar mi respeto por todas las creencias y devociones, que además reconozco que está bien que se mantengan vivas pues son las costumbres y hasta la cultura de cada pueblo.
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