
Aunque probablemente este haya sido el último baño de la temporada en la orilla norte. Después de un día bochornoso, no pudimos resistirnos y bajamos al final de la tarde a dar un paseo, el mar nos llamaba y sin pensarlo improvisamos un chapuzón revitalizador. Hasta los perris lo gozaron.
Pero mientras, hubo quien se perdía esa carga de energía, volvía de Bilbao en tren con un principio de anginas, a lo mejor con el membrillo todo habría sido más sencillo...
0 Pincha este texto para comentarios.:
Publicar un comentario