miércoles, 17 de octubre de 2012

La Cartuja

Muy cerquita del campo de nuestro amigo en Jerez, donde se quedaban los perris, está el monasterio de La Cartuja. Hemos estado varias tardes para que corrieran por su jardín, así evitábamos que lo hicieran tras los pollos... Pudimos entrar en su patio, pero poco más, la clausura cerraba puertas y los muros impedían la entrada de la vida del exterior, aislando en el silencio hasta sus rezos... Eso si, con tanto tiempo que tendrán sus moradoras, ahora son monjas, se dedican a hacer cerámica y mermelada para negociar, aunque de eso saben bien porque descubrimos en su tienda la segunda edición del libro "Cartusia Defensionis" que un desinteresado pintor y escritor, mi padre, les donó amablemente.

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