


Es uno de esos parajes excepcionales que pasa desapercibido si no se sabe que esta ahí.
Un rinconcito donde la naturaleza, ayudada por la fuerza del mar, ha creado un increíble espacio convertido en playa por la acumulación de la arena que ha ido entrando por los recovecos que el mar ha horadado en las rocas, se confunde entre el prado y detrás a pocos metros, donde en la primera foto empieza el cielo, es un gran acantilado donde rompe el Cantábrico. Precioso, está declarado monumento natural, y realmente merece esa categotía... Es de esos lugares interesantes para conocer, pero que se deben cuidar, respetar y dejar que solo lo transforme la naturaleza.
Cuando estuvimos la marea empezaba a subir pero aún no había entrado suficiente, pudimos ver la arena como un ruedo y las grietas por las que entraba, a golpe de ola, el agua que la inundaría. Una orilla muy peculiar.
Ver + información, pinchad en el menu fotos, se ve con distintas mareas.
La ubicación en mapa para que sepáis llegar. Aquí
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