
Nunca hemos querido entrar en política directamente pero tal como están las orillas no podemos mantener al margen la opinión. Horizonte no se vislumbra y cada vez la bruma lo cubre más. Todavía hablan de negociaciones, sistemas de financiación, rescates, recortes... Pero cada vez queda menos esperanza (menos mal que la Aguirre dimitió), el esfuerzo colectivo se va agotando y se están cargando las buenas intenciones de los/as que hemos pretendido mantener el esfuerzo. Las restricciones pesan y van alejando de la legalidad a quien siempre cumplimos, hasta llevarnos a anteponer la supervivencia a costa de los intereses colectivos. No apostamos más por un sistema que no defiende a quien lo mantiene, que prioriza objetivos interesados con tributos injustos, que no reconoce derechos ciudadanos y que congela logros sociales a favor de ajustes para la reforma económica, la de los bancos, los más rescatados, los mismos que nos amarran el flotador... Empezamos a no creer en el futuro y a bajarnos del barco, sin tirar la toalla claro, pero navegando sin rumbo, a remo o a nado si es necesario, sin confiar en que nadie lance ese salvavidas para rescatarnos. Hasta aquí llegamos, ya no alimentamos el crucero de los políticos, al sistema que no ayuda a levantar velas para llevar a buen puerto a quien poco a poco va naufragando... ¡Sálvese quien pueda!
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