

Hacía bueno y se notaban las ganas de aprovechar, salir y respirar, pero los paseos por la naturaleza, donde no se paga entrada, aparecían especialmente concurridos, las playas eran un continuo ir y venir. En las zonas públicas las barbacoas y mesas estaban muy solicitadas, se evitan a los camareros que al final traen la cuenta. En el trayecto hasta la orilla vimos muchos de estos parques muy animados. La crisis también cambia los modos sociales y buenos hábitos son recuperados por bolsillos vacíos.
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