
Pero dejamos el análisis musicológico a los entendidos, ver: Crónica de Arabiand
Aquí mejor resaltamos el ambiente, variopinto, público de todos los estilos en un local de moda, donde los músicos pueden tocar por lo que sacan de la puerta y deben preocuparse de promocionar el concierto, comprobamos la poca ayuda que existe para las actuaciones pero también nos enteramos que al menos en este local admiten conciertos, porque en otros ni siquiera dejan tocar... Y para ello, Glazz también derrocha creatividad, con su habitual atuendo de cocineros se hicieron un menú musical que entusiasmo a todos los asistentes, pero antes tuvieron que ir al mercado y condimentaron con ingenio y simpatía. El vídeo de promoción del concierto lo muestra, vender papeletas-entradas para el sorteo de una cesta de NaviGlazz les causa alguna pesadilla, porque el esfuerzo se aumenta y de alguna forma les priva de un tiempo de oro para dedicarse a su cocina, a los sonidos y composiciones.
Con un disco ya lanzado y el próximo cociéndose, después de darse casi dos horas en su actuación, se despojaron del traje de cocinero presentando las nuevas camisetas y entregaron la original cesta al agraciado con el numero premiado. Divertidos también son. Estos chicos prometen.

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