
Así estaba la orilla cuando ya no me pude resistir al primer baño del verano. Increible pero aún ni siquiera había pisado la arena... Después de un día entre claros y nubes, pensé que si se espera al pleno se pasaría la temporada, y salí corriendo sin mirar el cielo para llegar antes que el atardecer, no importaba que faltara el calorcito del sol, buscaba por fin el abrazo del mar...
Estaba buenisima, y me sentó mejor todavía.
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