Llovía sin parar, pero quizás eso daba una pincelada de tipísmo a ese ambiente del siglo pasado. Alubias, muchas alubias, de todas las variedades, colores y formas,...
Pero tanta agua y paragüas en mano, impidió recrearnos en esas fotos que podrían estar llenas de historias, como está reunión de abuelas, que tras las tareas de la deshojá y labores de aguja, dan buena cuenta del guiso de alubias, que luego probamos, para rematar la mañana, una ración de cocido montañés que calentó el cuerpo lleno de humedad y debilitado, dejándonos un recuerdo en forma de vasija... Ha sido en Casar de Periedo.
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