

Eran ya más de las 12:30 de la mañana, un día de verano de verdad en el que desde muy temprano se empezaron a llenar las playas. Los operarios venían limpiando con toda la parsimonia, una rastrillada, mirar el horizonte, otro poquito más y la gente ya en la orilla... Llegaron al final y apañaron todo al montón para volver de vacío, ya se encargará el mar de esparcirlo otra vez... Vaya, uno ya se había tumbado cerca, no es un tronco, es un cuerpo, cuidado con pisarlo. Tardaron más de dos horas en el recorrido, parecían agotados, se sentaron un poquito a descansar y les dio la hora de acabar la jornada y se fueron con mucho más brío que con el que habían trabajado...
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