Después de muchos aplazamientos, por fin de nuevo de orilla a orilla.
En este viaje me dejo llevar en el asiento de atrás y llegamos bien a pesar de los imprevistos de la salida y el malestar de quién iba a conducir que acabó como mal copiloto...
Por fin el toro que nos espera impasible en la entrada de nuestro destino.